Se realizó un sencillo pero sentido homenaje a nuestro querido Mario Pino, organizado por el profesor Julio Torres en la rectoría que lleva su nombre.
Estuvieron presentes sus hermanos y familiares y un grupo íntimo de amigos. Se lo recordó con mucho cariño y afecto. Un hombre sencillo y apasionado. Uno de sus hermanos dijo: un Pino echó raíces entre los caldenes y dio frutos.
Compartimos las palabras que otro de sus hermanos escribió para reflejar la relación de Mario con la Educación:
Segundo de cinco hermanos, hijo de trabajadores rurales, que por distintas circunstancias no pudieron completar la escolaridad primaria en su niñez, su madre sólo alcanzó primer grado y su padre cuarto grado, el reiterado consejo de sus padres TENES QUE ESTUDIAR... TENES QUE ESTUDIAR... pedido que caló profundamente su ser.
Su escolaridad primaria transcurrió, en su mayoría, en una escuela rural, a la que concurría junto a algunos de sus hermanos, a lomo de caballo, 25 km por día.
Inició la escolaridad secundaria en el internado de la escuela técnica de Pehuajó, haciendo el ciclo básico en carpintería durante 3 años.
A partir de ese momento comenzó la etapa que llevaría adelante por el resto de su vida, que fue la de trabajar de día y estudiar de noche.
Ingreso al colegio Comercial Nocturno de Pehuajó, donde por aquellos tiempos había que cursar durante 6 años para obtener el título de Perito Mercantil Nacional, con el intervalo de 1 año para hacer el servicio militar.
Logrado su objetivo, se radicó en la ciudad de Santa Rosa para dar comienzo a la carrera de Ciencias Económicas.
Pasó por momentos difíciles, en los cuales debió transcurrir su periodo de adaptación, alternado por distintos trabajos que le permitieran llevar adelante su objetivo principal de lograr su tan ansiado título de Contador Público Nacional.
Obtenido siguió con su capacitación, fijándose como meta llegar a ser profesor y lo logró. Comenzó dando clases en los colegios secundarios y terciarios, alcanzando el rectorado en uno de ellos, como así también profesor en la facultad de Ciencias Económicas. Integró y colaboró en la formación de grupos de profesores, los que se reunían en distintos lugares de nuestro país, para investigar, analizar y proponer nuevas técnicas de estudio, donde además cosechó muy buenos amigos.
Llegado el momento de su jubilación y pandemia mediante, continuó concurriendo al colegio del que había sido rector, con el propósito de ayudar a aquellos estudiantes que necesitaban de una apoyatura escolar.
Tal fue su pasión por la educación, que en sus días de internación una de las personas que lo asistían y que cursaba sus estudios secundarios, debía rendir un examen de matemáticas, para lo que se ofreció a ayudarla en su preparación previa, lo cuál lamentablemente no pudo llevar a cabo ante el desmejoramiento de su estado de salud... VIVA LA EDUCACIÓN!!!